miércoles, 26 de agosto de 2015

El polvo inunda la ampliación de El Musel

lFOTO. La nube de polvo levantada por las labores de carga y descarga apenas deja ver las grúas y los dos barcos atracados 
El cambio del viento a primeras horas de la tarde desvió la nube de partículas hacia Candás

MARCO MENÉNDEZ. Un mes después de la alarma causada en Gijón por una gran nube de carbón procedente del puerto de El Musel -que llegó a echar a los bañistas de las playas-, ayer se volvió a producir un hecho similar, aunque en esta ocasión los perjudicados fueron los habitantes de Candás, pues el viento provocó que las partículas fueran trasladadas a la villa vecina.

El problema tuvo lugar en la ampliación del puerto gijonés, donde dos buques estaban realizando labores de estiba y desestiba de graneles. En concreto, el británico 'Andrea Añón' descargaba 6.200 toneladas de dunita, mientras el liberiano 'Rubyred' embarcaba 35.000 toneladas de escoria. Fue especialmente la carga del segundo la que ocasionó una gran nube blanca que hacia la una y media de la tarde hacía prácticamente imposible ver el buque, de 189 metros de eslora y 26.586 toneladas de registro bruto, es decir, no se trataba de un barco pequeño. La escoria puede proceder de la fundición del mineral de hierro, por lo que, por lo general, contiene calcio, magnesio y aluminio, o de minerales no ferrosos, con lo que en su composición predominaría el sílice.

Según los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), en esos momentos en Gijón había vientos de componente Norte de unos doce kilómetros por hora, pero pasadas las cuatro de la tarde el viento roló a componente Nordeste, lo que hizo que la nube de partículas en suspensión fuera llevada hacia Candás. Es más, fueron bastantes los vecinos de la villa marinera que alertaron de la presencia de tan extraña nube.

Vecinos de Gijón y de Carreño se quejaron ayer por la aparición de esta nueva nube, solo un mes después de la que ocasionó una gran alarma y que obligó a la Autoridad Portuaria de Gijón a adoptar medidas urgentes, como el riego con tensoactivos de la zona en la que se almacenan los graneles, para que el polvo no se levante del suelo.

Pero parece que, al menos ayer, esas medidas no surtieron efecto. Además, hay que recordar que el Principado abrió en su momento un expediente sancionador a las operadoras EBHISA, que gestiona la terminal granelera del muelle de minerales, y Lissan Coal Company, que realiza labores de carga y descarga en una concesión de la ampliación portuaria. 

El suceso de ayer tuvo lugar, precisamente, en esta segunda instalación. Pero es que la suciedad -por otro lado, normal- que producen estas labores llegó a motivar quejas de operadores de los barcos de crucero que llegaban a El Musel y que eran atracados al lado de estas zonas de acopio de graneles. Desde hace unos meses, los cruceros han sido trasladados a muelles más interiores, como el Moliner.

La Autoridad Portuaria de Gijón quiere poner coto, no obstante, a estas molestas nubes contaminantes y anunció para el próximo año el asfaltado de las explanadas de almacenamiento, mientras que se mantiene la incógnita sobre la conveniencia o no de instalar pantallas que eviten la dispersión del polvo.

Lo que esta situación sí consiguió fue la exigencia unánime de los grupos municipales para que tanto el Puerto como el Principado adopten las medidas necesarias para evitar la contaminación.

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