jueves, 9 de febrero de 2017

Recuerdo mi desilusión el primer día que pisé aquel sitio del que guardaba tan gratos recuerdos de niño

CIUDAD RESIDENCIAL DE PERLORA Foto: Asociación Vecinal de Candás verano 2016

Hace como un año, cuando llegué de vivir unos años fuera de España, viví tres meses en Candás y uno de mis paseos favoritos era irme por las tardes a caminar por Perlora. Recuerdo mi desilusión el primer día que pisé aquel sitio del que guardaba tan gratos recuerdos de niño, de domingos de tortillas y filetes empanados, de carreras por aquellos praos detrás de una pelota o chapuzones después de esperar las dos horas de rigor a la digestión.

Casas abandonadas que recuerdo con gente de vacaciones en ellas, que envidiábamos a aquellos niños que se pasaban un mes disfrutando de sol y de mar al lado de casa, del edificio del restaurante, del olor, del verde... Incluso, y quien entre en mi muro lo puede ver, hice un reportaje fotográfico sobre aquello que me iba encontrando, vallas cayéndose alrededor de casas en ruinas, hierba altísima sin proyecto de ser segada... Era una tarde gris que se volvió negra, de verdad.
CIUDAD RESIDENCIAL DE PERLORA Foto:De la colección de Luis Fernández verano años 60
Ojalá, quien sea, tome las riendas de ese lugar, lo levante de nuevo y, nuevamente, merezca la pena hacerse unas tortillas, freír unos filetes e irse a pasar un domingo, o un sábado, al sol, tostándose, bañándose en El Tranqueru, deleitándose con unas edificaciones reformadas y como nuevas. Con un nuevo edificio de servicios donde no haya problemas para conseguir nada.

A quien le corresponda, no lo dejen morir aunque ya esté moribundo. Que no sea solo un rincón para runners y ciclistas. Que sea para disfrutarlos todos.

Ojalá.. .Luis Miravalles de Diego

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