Matar al mesajero

EL PRINCIPADO CREE QUE EL INFORME DE GREENPEACE DAÑA LA “MARCA ASTURIAS “.

Greenpace en su informe “Radiografía Social del Medio ambiente en España”, que acaba de publicar, sitúa Asturias en el número 13 de las 17 Comunidades Autónomas, en protección del medio ambiente.

En su estudio se destaca lo siguiente: más del 80% de la energía procede de fuentes no renovables; las tres centrales térmicas de carbón, de Aboño, Narcea , Lada y la de ciclo combinado de Soto de Ribera, producen contaminación y cambio climático; hay una importante presencia de industrias altamente contaminantes: Aboño y Arcelor; se apuesta por la quema de recursos en forma de residuos en vez de reciclarlos, con la construcción prevista de una incineradora de residuos (paradójicamente Asturias es la cuarta Comunidad Autónoma con la mayor tasa de reciclaje,20.09%, en 2013); la ampliación del Puerto del Musel ha tenido efectos adversos en la costa y el consecuente cambio climático ha traído como consecuencia la pérdida de playas y graves daños materiales debido al aumento de los temporales. Como dato positivo resalta que la costa asturiana es la mejor conservada y cuenta con el mayor porcentaje de superficie libre de construcciones.

Son datos preocupantes que no novedosos: el movimiento ecologista asturiano , las asociaciones vecinales de los núcleos urbanos más afectados por la proximidad de las industrias contaminantes así como alguna organización política llevan tiempo poniendo de manifiesto la preocupación por el deterioro del medio ambiente en Asturias . La presencia de estaciones de medición confirma que se sobrepasa con creces los parámetros establecidos por la Organización Mundial de la Salud.

Que existe un reto para la supervivencia de la economía asturiana, en tiempos de recesión, es evidente, pero también los es la necesidad de conciliar la existencia de un tejido industrial que genere riqueza con la preservación de nuestro medio natural. Y ese es el esfuerzo que se pide a aquellos que deben gestionar ambas premisas sin que entren en contradicción.

Negar la existencia del problema con la táctica del avestruz no es lo que se espera de las personas en las que se deposita electoralmente esta responsabilidad. Así pues, no maten al mensajero y pónganse manos a la obra que para eso se les ha votado.