domingo, 23 de agosto de 2009

El que rompe "NO PAGA", lo pagamos todos

FOTO: Archivo A.VV de Candás
Quien rompe su propio patrimonio público plantea dos problemas: el de la responsabilidad y el del bien destrozado.

El primero de ellos puede no asumirse; de hecho, sería una contradicción que alguien destrozase responsablemente un banco, una papelera o una farola del alumbrado.

Lo sorprendente es el hecho de no comprender que la renovación de ese mobiliario público se realiza con nuestro propio dinero.

Claro que quien rompe dirá muy campechano que en absoluto con el suyo, probablemente porque su perspectiva personal no va más allá de su propia mano.

Que el destrozo lo reparamos con el fondo generado por todos no deja lugar a dudas. Alegar que para eso está el dinero resulta absurdo, porque mejor estará empleado en otras cosas que no alcanzamos precisamente por no disponer del suficiente.

Tampoco vale esgrimir que si rompemos más cosas damos trabajo a alguien, es justamente al revés. Conservando las cosas, aparte de su mantenimieanto, nos permitirá emplear el dinero ahorrado en otras necesidades no cubiertas, que a su vez suponen trabajo y empleo.

Asociación de Vecinos de Candás

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