En torno a las cuatro de la tarde de ayer domingo los Geas de la Guardia Civil regresaban a puerto con el peto amarillo que vestía Joaquín Cuervo la fatídica noche de su desaparición.
Su yerno fue la primera persona en ver, y reconocer, la prenda que fue encontrada a unos 9 metros de profundidad a unos 100 metros del faro.
Una localización que hace suponer que el pescador pudo ser arrastrado por las aguas mar adentro.
Los buzos de la Guardia Civil rastrearon palmo a palmo el lugar donde se encontró la prensa esperando localizar al pescador sin finalmente conseguirlo. Las condiciones metereológicas, y la peligrosidad de las descargas eléctricas, les obligó a salir del agua.
Previamente, los Geas habían rastreado la playa de La Palmera. Tanto los buzos de la Guardia Civil como los del Grupo El Delfín aseguran que la zona de la escollera, donde encalló el barco se ha peinado con minuciosidad.En la búsqueda también ha participado Cruz Roja y Salvamento Marítimo, por mar y aire.
Hoy de nuevo, los equipos saldrán con la esperanza de recuperar el cuerpo del pescador candasín.
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