FOTO: Archivo A.VV. de Candás- AUTOR: Miguel Novo Rodríguez
Somos uno de esos pueblos empujados contra la mar.Para Candás la mar ha sido siempre un escape natural, su senda habitual, el camino sufrido en los avatares del tiempo y los caprichos de la naturaleza y también alegre con la vuelta a casa, con la buenas capturas.
Miles de nuestros antepasados han recorrido este camino, muchos dejaron en él lo mejor de su esfuerzo, otros vieron truncada su esperanza ante una súbita tempestad de salitre,pero todos ellos han escrito una historia humana.
Candás ha perdido, desgraciadamente, su arquitectura rural e identificativa del pueblo marinero que era, cualquier recuerdo fotográfico de los años 60 nos ofrece un Candás de ensueño donde el sol llegaba a todas partes. A ello contribuían unas viviendas que difícilmente superaban las dos plantas y, los espacios abiertos ajenos a la endemoniada construcción.
Hoy nuestro Candás, no solo nos esconde el sol sino que, nos retrae la posibilidad de gozar del espacio abierto.
Candás ha engordado desproporcionadamente sin que se sepa porqué la dieta, suministrada por los Planes Generales de Ordenación Urbana, no haya servido para mantenerlo libre de grasas celulíticas y de engordes insanos.
Candás ha crecido comiéndose sus espacios y ha crecido en altura tras una descontrolada adicción a los ladrillos, cuando esto sucede se corre el claro riesgo de acabar en una obesidad mórbida de difícil tratamiento.
Estamos a tiempo, el nuevo Plan General de Ordenación Urbana(P.G.O.U) puede aplicar la cirugía paliativa necesaria.
No sirve de nada decir.. "Que el hambre está antes que la sed.."
Asociación de Vecinos de Candás "Amigos de Candás"
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