Después, llegaba el invierno y, entonces, la Almena era igual que una reina solitaria a la que las olas, enfadadas como leones, querían romper en mil pedazos, arañar su altiva espalda, morder sus flancos de sillería antigua.
Encallada entre arena, dentro de un puerto pobre y sin calado, fue llenándose de arrugas y de achaques como una de esas madres dulces y ancianas.
Ahora, cuando bajo hasta el puerto, paso cerca del lugar donde estuvo aquel último balcón de nuestro muelle antiguo, púlpito firme sobre el que con fuerza latía la mar en días de marejada.
Una minúscula proa es todo lo que queda de su gallardía. Pero su cuerpo de piedra y alboradas prmanecerá para muchos guardado en la memoria, igual que se acuerda la casa de la niñez, cuando uno se está yendo.
EL MUELLE DE CANDÁS
.............ANTIGUO MUELLE DE CANDÁS Foto:Luis Fernández
...................LA ALMENA
"..¡Que grande era la Almena a nuestros ojos de niño! Toda agua, alta verde, baño de la desnudez de un hervidero de chiquillos saltadores..."
Aportación literaria: José Marcelino García. Fuente: Libro "EL humo de los barcos".
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