...........RESCATE DE BALLENA "YUBARTA" EN LA BAHIA DE GIJÓN Foto: CEPESMA
Apareció en la bahía de San Lorenzo, cerca del cerro de Santa Catalina. Una yubarta de tamaño medio, irritada, con los restos de un aparejo -que incluían un lastre- en desuso liados a una de sus aletas. No podía nadar a gusto, apenas podía alimentarse a causa de dicho impedimento. Y no se fiaba de las lanchas que trataban de acercarse para ayudarla.
Al final, hubo solución, porque la propia ballena pareció apercibirse de que intentaban salvarla, y por convencimiento, o agotamiento, colaboró y se dejó retirar el aparejo.
Al final, hubo solución, porque la propia ballena pareció apercibirse de que intentaban salvarla, y por convencimiento, o agotamiento, colaboró y se dejó retirar el aparejo.
Era el día 9. Al día siguiente, en Santoña, una ballena de similar tamaño fue a dar con sus escuálidos huesos al arenal. Y allí, su propio peso le impidió seguir respirando. Su maltrecha musculatura no podía con su gran masa.Por un momento, hubo quien pensó en que ambos ejemplares fueran el mismo. Pero no. La de Santoña era un rorcual común que llamaba la atención por su extrema delgadez.
Tanto, que los científicos sospechan que «una vez más, nos hallamos ante un cetáceo que muere por ingestión de botellas y bolsas de plástico», según supone Santiago Lens, del Centro Oceanográfico de Vigo. Responsables del control biológico del Cantábrico explican también desde Gijón que «eso es muy común, desgraciadamente».
Tanto, que los científicos sospechan que «una vez más, nos hallamos ante un cetáceo que muere por ingestión de botellas y bolsas de plástico», según supone Santiago Lens, del Centro Oceanográfico de Vigo. Responsables del control biológico del Cantábrico explican también desde Gijón que «eso es muy común, desgraciadamente».
En el caso de los rorcuales, ocurre que se alimentan por filtración. Abren su enorme mandíbula y filtran con sus barbas metros cúbicos de agua marina. Si en ellos hay plásticos, poco hay que puedan hacer para evitar que se introduzcan por su esófago y, si no lo atascan directamente, van a parar a su estómago y su tracto digestivo, al que llegan a colapsar completamente, de forma que estos cetáceos acaban muriendo de inanición.
Como es común que los cetáceos, al sentirse débiles, se acerquen a aguas someras, se incrementan significativamente las posibilidades de que acaben varados en alguna playa o roquero.
Como es común que los cetáceos, al sentirse débiles, se acerquen a aguas someras, se incrementan significativamente las posibilidades de que acaben varados en alguna playa o roquero.
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