Clavados en el corazón del muelle, tienen la noble silueta de dos fieles vigías de piedra que dan paso a las lanchas que salen a pescar y entran a dormir a la Ribera. Son como dos tronos iguales plantados sobre la arena, blancos y desnudos. O como una boca abierta y amante que espera a la mar día y noche.
En los Bocales hemos vivido los días alegres de las cucañas, de la suelta de los patos, de la pesca de aquellos muiles de vaga, grandes como bonitos. Desde aquí, desnudos, nos hemos lanzado en las tardes claras del verano hasta el calado de sus soleras.
Entre los dos, la mar que baja y sube. Entre ellos, la brisa que viene hasta la frente. Por ellos, todo lo vivo de la mar llegando hasta la rexa.
Débil es ya el corazón marinero de Candás, y la mar madre lejana. Pero qué hondo y fuerte latió durante siglos por ella.
En los Bocales hemos vivido los días alegres de las cucañas, de la suelta de los patos, de la pesca de aquellos muiles de vaga, grandes como bonitos. Desde aquí, desnudos, nos hemos lanzado en las tardes claras del verano hasta el calado de sus soleras.
Entre los dos, la mar que baja y sube. Entre ellos, la brisa que viene hasta la frente. Por ellos, todo lo vivo de la mar llegando hasta la rexa.
Débil es ya el corazón marinero de Candás, y la mar madre lejana. Pero qué hondo y fuerte latió durante siglos por ella.
EL MUELLE DE CANDÁS
..............MUELLE DE CANDÁS 1915 Foto: Archivo 
LOS BOCALES"...en medio de una mar sin esperanza, los vocales han quedado como testigos mudos de un tiempo de boteros y abariques, de ardoras y boniteros, de noches vivas poblando la Rula y la Ribera..."
Aportación literaria:José Marcelino García. Fuente: Libro "EL humo de los barcos".
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