..............FOTO: Archivo A.VV. de Candás
He leído en no sé dónde que hay más de cien imputados en delitos en las listas autonómicas y municipales de mayo, y seguramente falta alguno.
La corrupción en la política ha empezado a entenderse por parte de los partidos como una causa común: la idea de que todos, unos y otros, se corrompen está extendida y comienza a ser aceptada incluso entre el pueblo; probablemente a regañadientes y porque no hay otro remedio, pero aceptada.
Al menos, eso es lo que pretenden transmitir los dirigentes de las principales organizaciones, que piensan que si los sondeos de opinión pública no reflejan un castigo por la corrupción, tampoco hay motivos para preocuparse excesivamente de ella.
No es la primera vez que se escucha decir a un líder político que en todas las casas cuecen habas o, lo que es lo mismo, que en todos los partidos hay corruptos, dando a entender que es imposible atajar la epidemia.
Hace no demasiado tiempo, sin embargo, con la finura intelectual que les caracteriza, algunos políticos decían aquello de que se podía meter la pata, pero no la mano. Ahora se mete la mano aquí y allá, sin grandes sonrojos, y la pata apenas se saca.
No resulta difícil entender que alguien pueda aprovecharse de su cargo en beneficio propio y a espaldas incluso del mismísimo partido. Lo que sí es inaceptable es la cada vez más escasa disposición a apartar a los corruptos de la vida pública por parte de las organizaciones que no sólo los mantienen, sino que los premia incluyéndolos en sus listas.
Luis M. Alonso
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