Se podría decir, sin miedo a equivocarnos, que el noventa por ciento de la Humanidad está formado por seres que se resignan a los carriles marcados, que carecen de ambiciones intelectuales y morales, que leen lo que les está mandado leer (si es que leen algo), que engullen lo que las distintas cadenas de televisión les endosan, que se desgastan en un trabajo que no aman, que se conforman con el deporte televisado de los fines de semana, y que pasan por la tierra sin haber engendrado un solo pensamiento que puedan decir que es suyo.
Sin embargo, es gracias a ellos que el mundo rueda. Pero todos sabemos hacia dónde. ¿Adónde? Pues vamos adonde usted y yo queramos ir; o mejor dicho, adonde la sociedad, en general, quiera ir.
En estos tiempos de grave crisis económica y laboral, la sociedad tiene que hacer un esfuerzo ímprobo para aunar sus fuerzas y salir adelante. No nos queda otra, o de lo contrario...?
Pero si nos ceñimos a Asturias, y a su serio problema de gobernabilidad, la única solución posible pasa por que los políticos se pongan -todos- de acuerdo, sumen sus esfuerzos y promuevan soluciones que revitalicen una región, hoy por hoy, tan desfavorecida. De lo contrario, Asturias verá retroceder su bienestar en varias décadas. Y Asturias, y los que aquí vivimos, quiero creer que no nos merecemos esto.
De un artículo de FERNANDO MONREAL
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