..............FOTO: Archivo Google
Empezó, en diciembre, dando el collar de la orden de Isabel la Católica, aquella gran reina que unió España, a Zapatero, que la separó dramáticamente, y, claro, a los tres meses, amnistía para los que arruinaron España robando a manta en los impuestos. Así es Rajoy, señores.
Premio a los culpables políticos del desastre nacional y premio a los culpables económicos de la ruina patria. Así es Rajoy el tecnócrata. Y lo que nos falta por ver.
Un tecnócrata es un tipo enfermo de soberbia y ausente de valores, y si los tiene hace la famosa reserva mental y en paz. Cree que las cosas se arreglan con mañas. Es lo propio del Barroco maquiavélico español -y, por extensión, mediterráneo- frente al modelo virtuoso noreuropeo, que llevó a lo que se llama capitalismo avanzado.
Con la amnistía fiscal, señor presidente, arregla un problema y crea otro diez veces mayor, porque esta crisis, que es de valores, como todo el mundo dice, y dice bien, no se supera con trampas, sino con virtudes.
Siguiendo a Kipling, el inquilino de la Moncloa debería ser consciente de que las únicas armas decisivas son la fe y el valor, fruto, claro, de principios solidísimos y de un carácter extremadamente firme. España está en una situación muy difícil. Distinguiendo y bonificando a los culpables y a los delincuentes, que tanto montan, solo se agravan las cosas.
Desde el Gobierno es preciso recompensar la virtud y solo la virtud y resistir estoicamente -como hacen millones de compatriotas- a la adversidad. Con la verdad y el bien saldremos adelante, con la mentira y el mal, de cabeza al infierno terrenal y al otro.
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