Cuando todavía pisamos la hojarasca invernal, ¿acaso no es un milagro lo que podemos sentir, después de una caminata bienhechora, al cobijarnos bajo la dulzura de las ramas en flor de las mimosas a la vera de un camino?
De todos los árboles admirados, tal vez sea la mimosa el que con mayor fuerza nos ayude a llevar más arriba el corazón.
Dibuja en el mayor espacio el amarillo real, y desciende a la distancia de la mano, como flor de contemplación, para ser después flor de vaso posada sobre centro de la mesa.
ÁRBOLES
"...Cuando los árboles se empeñan en florecer, que difícil resulta dejar de ser habitantes de la Tierra, no necesitar más las estaciones, abandonar nombres, deseos, colores, de no percibir el olor de los jardines..."
Fuente: Libro "EL humo de los barcos"José Marcelino García
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