Todo era vecindad en torno al Muelle. De pié o sentados al borde de aquel mar familiar escuchamos muchas veces la sirena de la rula, y vimos asomar por los Bocales, ciando, a los boteros con sueste y ropas de agua amarillas. Niños de la Ribera y nietos de los reyes del bonito, nos criamos sobre aquel muelle cuna, jugando por entre aquellas piedras donde nacía el perejil marino y se posaban las gaviotas dejando su guano blanco.
..............EN EL MUELLE DE CANDÁS AÑOS 80 Foto: Luis Fernández
Nunca un lugar se ha apagado tanto ni a quedado tan solo como la Ribera, ella que fue guirnalda cotidiana de la vida de Candás, y ruedo desde donde salían las traineras, las motoras y los grandes piraguistas de este pueblo.
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