sábado, 20 de octubre de 2012

El sindicato agrícola de Carreño

...............FOTO: Pagina web  Cooperativa Agricultores de Gijón 
El conflicto con la Azucarera de Veriña llevó a más de trescientos agricultores del concejo a unirse.

Una asociación reseñable fue el sindicato agrícola de Carreño, que tuvo sus antecedentes inmediatos en la Comisión de Agricultores, y que en 1900 contaba en sus filas con más de 300 labradores organizados en la defensa de sus intereses a raíz de los conflictos surgidos con la Azucarera de Veriña. 

La Asociación de Agricultores de Carreño se funda en 1908, contando ya en ese momento con 700 asociados. Algunos años antes, varios campesinos del concejo se encontraban encuadrados en la Sociedad de Gijón como Sección Segunda o de Carreño. Muy destacado en su puesta en marcha fue el papel que desempeñó el indiano José Bango León, quien aportó, entre muchas otras cosas reseñables, ideas nuevas. En 1910 se crea la Sociedad de Socorros Mutuos sobre la vida del ganado y en 1913 inauguran su centro social; al año siguiente el Colegio Agrícola Jovellanos y en 1920 la cooperativa de consumo, año en el que pasan a denominarse sindicato.

La cooperativa, ubicada en la parroquia de Ambás, contaba durante la segunda década del pasado siglo con numerosos afiliados y su promotor, J. Bango, era considerado en el momento como un entusiasta propietario y propagandista de la enseñanza racional de cuanto se refería a la agricultura y a la zootecnia. Contaba ésta con edificio propio, y los beneficios se destinaban a la previsión social. Sostenía además una sociedad filial de seguro de ganado vacuno.

En 1912 se creaba, por otra parte, el primer sindicato católico del concejo de Carreño, con unos 35 socios. Posteriormente se crean otros cuatro que se instalan en locales arrendados y que, según parece, tuvieron una pobre vida social, pocas ventas y apenas asociados. La topografía médica del concejo constata la existencia de una de estas organizaciones en Tamón y otra en Guimarán, dando cuenta su autor de las malas relaciones que mantenían los sindicatos confesionales con los laicos, lo que achacaba a la ideología retrógrada de los primeros.



LUIS BENITO GARCÍA 
HISTORIADOR

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