Albo sín Candás no hubiese sido nada. Las mujeres candasinas se dejaron parte de su vida en las mesas de esas naves y muchos hombres dejaron incluso la vida entera en la mar para llevar la materia prima a las fábricas, no solo a la de Albo, pero también.
Es cierto que Candás sin Albo tampoco hubiese sido lo que ha llegado a ser, pero la reciprocidad debe mantenerse en el tiempo. El pueblo luchó lo que pudo, incluso más, pero la fábrica acabó cerrando, con la pérdida de puestos de trabajo que esto supone.
Ahora el edificio industrial y el teatro Santarúa, también propiedad de la empresa, muestran los desconchones del abandono.
El Ayuntamiento ha pedido a la empresa que los arregle, y deben hacerlo, no solo por el peligro de los desprendimientos, sino también para que al final la relación no acabe mal, por mantener un buen sabor de boca. No sean Malquedas
El Ayuntamiento ha pedido a la empresa que los arregle, y deben hacerlo, no solo por el peligro de los desprendimientos, sino también para que al final la relación no acabe mal, por mantener un buen sabor de boca. No sean Malquedas
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