Los privilegios de sus señorías
Nuestros diputados y senadores recurren al ejemplo exterior cuando en momentos difíciles, como el de ahora, se pone en tela de juicio sus privilegios parlamentarios. Uno de los argumentos que esgrimen en defensa de esos privilegios es que sus señorías de Inglaterra, Francia o Alemania cobran todavía más.
Insisten en el ejemplo que les digo como si se dieran cuerda unos a otros. Esta forma de tirar balones fuera y de defender lo indefendible tiene un problema: la realidad se vuelve irremisiblemente contra el argumento, que es de lo más necio.
Sí, es probable que los diputados franceses, alemanes o ingleses cobren un sueldo mayor que el de sus señorías de aquí. Pero también los profesores de Educación perciben salarios superiores en Francia, Alemania, Inglaterra e Italia a los de sus colegas españoles. Y sucede lo mismo con los camareros. Un camarero gana más en esos países europeos que aquí. Y, también, un albañil, un tornero fresador, un secretario de un Juzgado, un periodista y un obrero de la construcción.
Sencillamente, los sueldos son allí más elevados porque se trata de países más ricos que el nuestro y de un nivel de vida superior. De lo que se habla estos días, es de que los diputados y los senadores españoles gozan de unos privilegios, que ellos mismos se han otorgado, inadmisibles en relación con el resto de los españoles, a los que se les está pidiendo un sacrificio especial y sometiendo a un recorte de las pensiones.
Los mismos que esgrimen el necio argumento de que fuera sus señorías cobran más defienden, a la vez, el sistema específico de protección social que los distingue de sus compatriotas, dado que han tenido que dejar su actividad laboral para dedicarse a la política. Cuando en realidad nadie actúa obligado y a muchos no se les conoce ocupación profesional antes de buscarse la vida en la política. Muchos.
Insisten en el ejemplo que les digo como si se dieran cuerda unos a otros. Esta forma de tirar balones fuera y de defender lo indefendible tiene un problema: la realidad se vuelve irremisiblemente contra el argumento, que es de lo más necio.
Sí, es probable que los diputados franceses, alemanes o ingleses cobren un sueldo mayor que el de sus señorías de aquí. Pero también los profesores de Educación perciben salarios superiores en Francia, Alemania, Inglaterra e Italia a los de sus colegas españoles. Y sucede lo mismo con los camareros. Un camarero gana más en esos países europeos que aquí. Y, también, un albañil, un tornero fresador, un secretario de un Juzgado, un periodista y un obrero de la construcción.
Sencillamente, los sueldos son allí más elevados porque se trata de países más ricos que el nuestro y de un nivel de vida superior. De lo que se habla estos días, es de que los diputados y los senadores españoles gozan de unos privilegios, que ellos mismos se han otorgado, inadmisibles en relación con el resto de los españoles, a los que se les está pidiendo un sacrificio especial y sometiendo a un recorte de las pensiones.
Los mismos que esgrimen el necio argumento de que fuera sus señorías cobran más defienden, a la vez, el sistema específico de protección social que los distingue de sus compatriotas, dado que han tenido que dejar su actividad laboral para dedicarse a la política. Cuando en realidad nadie actúa obligado y a muchos no se les conoce ocupación profesional antes de buscarse la vida en la política. Muchos.
LUIS M. ALONSO . FUENTE: La Nueva España Digital
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