..............FOTO: Archivo A.VV. de Candás
Hoy, «jornada de reflexión», aunque pocas veces se vive como tal. Quizás estas elecciones la requieran: encierran grandes incógnitas aderezadas con el hastío ciudadano transformado en cabreo al que todos los políticos tratan de sumarse, como si con ellos no fuera la cosa.
Esta revolución aún en pañales corre el riesgo de quedarse en pantomima si triunfan los intentos de cierta izquierda por capitalizarla y de cierta derecha por hundirla. Sería frustrante que hasta para protestar no nos pusiésemos de acuerdo.
Ha sido esta una iniciativa nacida al calor de la red y como ella debe ser libre, abierta, plural y constructiva. Ni quienes presumen de pedigrí progresista de cartón piedra ni quienes tratan de reventar desde dentro todo lo que cuestiona el liberalismo salvaje deberían convertirla en escenario de sus miserias.
Lo que estamos viviendo estos días invita a pensar: no a una gran reflexión sobre el mundo y la utopía (aunque no está nada mal hacerla), sino a una más pequeña sobre nosotros mismos.
Hay unos cuantos debates que hemos ido aparcando, porque aunque estén en boca de todos nos incomodan. No es posible tenerlo todo, y optar implica renunciar a otras cosas.
El modelo en que vivimos es una huida hacia adelante en recursos, consumo y desigualdades sociales que conduce a un pasillo cada vez más estrecho. Creemos ser más ilusoriamente, cuando en el fondo somos menos. Y algún día, no sé si hoy, pero algún día, habrá que pararse y reflexionar. Pero de verdad.
Vicente Montes
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