Candás, además de un cielo variable, ha tenido siempre olores distintos que le han decorado su vida en cada barrio, en cada calle, entre cada hora.
Olor a pan y a marañuela por la Pedrera del cura. Olores a barniz multicolor de la Ribera, mientras pintan con tino y parsimonia cascos, folios, chipiteos. Y el olor a esperanza que, transparente, llega a veces de la mar en días de tristeza y te acaricia el rostro por Palmera.
Olor a agua sana y a humedad de monte en Santarua. Brisas con olores a flores de laurel, en el marzo de las golondrinas, si te acercas al manantial de los Ángeles. Y ese olor penetrante, crudo y frío del bocarte fresco, de la anchoa en salazón, del cálido de los troncos del bonito cociendo en las calderas, y el de las frituras del chicharrón. Largos olores, si, clavados durante años y años en las entrañas de Candás, difícilmente olvidados.
Olor a pan y a marañuela por la Pedrera del cura. Olores a barniz multicolor de la Ribera, mientras pintan con tino y parsimonia cascos, folios, chipiteos. Y el olor a esperanza que, transparente, llega a veces de la mar en días de tristeza y te acaricia el rostro por Palmera.
Olor a agua sana y a humedad de monte en Santarua. Brisas con olores a flores de laurel, en el marzo de las golondrinas, si te acercas al manantial de los Ángeles. Y ese olor penetrante, crudo y frío del bocarte fresco, de la anchoa en salazón, del cálido de los troncos del bonito cociendo en las calderas, y el de las frituras del chicharrón. Largos olores, si, clavados durante años y años en las entrañas de Candás, difícilmente olvidados.
NUESTRO PUEBLO
"...por los rincones del pueblo, volando de ventana en ventana, en la casa del frente, en el portal, aquí y allá, va esa fronda de olores a taperío variado, a pote con fariñón, a puchero, a cena de pescado de ronchel, todo tan nuestro y tan querido..."
FUENTE: Libro "El humo de los barcos".José Marcelino García.
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