lunes, 23 de septiembre de 2013

«Fuimos a casa, encontramos el candado cambiado y ahora nos deniegan la llave»

...............CASA DE ALICIA PRENDES, SE ENCUENTRA VALLADA
La familia desalojada por el argayu de Candás presenta una denuncia.

Ocurrió el sábado a las diez y media de la mañana. Su hijo necesitaba ropa de abrigo y su hija, unos apuntes y, como suele ser habitual desde que fueron desalojados de su casa hace medio año por el argayu del monte Fuxa, el marido de Alicia Prendes llamó a la Policía Local para avisar de que necesitaban entrar en su vivienda. «Debían de estar en algún suceso y lo que nos dijeron era que, como teníamos la llave y no era para mucho tiempo, que entráramos y que, al salir, los volviéramos avisar», relata la propietaria de la casa.

Cuál fue su sorpresa que, al llegar al vallado, se encontraron con que «al meter la llave, no giraba. Nos habían cambiado el candado». Llamaron de nuevo a la Policía Local y los agentes mostraron su extrañeza, pues, según el testimonio de Alicia Prendes, «dijeron no tener ninguna orden al respecto y lo iban a preguntar». Al rato, un policía se acercó en coche a la vivienda con la llave. «Comentó que le habían preguntado al jefe, que se encontraba fuera, y que sí, que había una llave y que le entregáramos la nuestra».

Fue entonces, cuando Alicia Prendes solicitó que le dieran la nueva. Según su relato, «el policía señaló que no tenía órdenes al respecto y, aunque nos aconsejó que lo solucionáramos el lunes en el Ayuntamiento, decidimos ir a comisaría para iniciar las diligencias. Nos encontramos el candado cambiado y ahora nos deniegan la llave», subrayó.

Mientras se soluciona este asunto, la propietaria de la casa afectada por el argayu se muestra en total desacuerdo con las declaraciones hechas por el alcalde, el socialista Ángel Riego, en los últimos días en 'El Comercio' y en las que manifestaba que «a la familia afectada, y lo sabe, se le ha ofrecido una serie de opciones, de posibles ayudas y soluciones». «Son mentiras, no nos ha ofrecido ninguna opción. Y si no, que las enumere -le retó-, porque estábamos tan nerviosos que, tal vez, no entendimos nada», añadió con ironía. «Lo único que nos dio, el día del argayu, fue la promesa de que limpiaría del desprendimiento de tierra y, seis meses después, sigue igual».

En su opinión, en el medio año que lleva fuera de su hogar, «el Ayuntamiento lo único que ha hecho ha sido poner trabas. A veces pienso que lo que quiere es que nuestra vivienda desaparezca del paseo marítimo». En este sentido, recuerda que, según le trasladó el Ayuntamiento, había tres proyectos para retirar el argayu: «Pero todas las empresas exigían una firma de alguien que se responsabilizara en caso de que ocasionaran daños a la casa y, por eso, dice que no se llevó a cabo»./ ELENA RODRÍGUEZ. EL COMERCIO.es

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